Conocida es por nuestros lectores las diferentes utilidades de las cajas de cartón, además del reciclaje: tanto sirve para fabricar casas, muebles, decorar como para hacer manualidades y hasta ropa, siendo un material versátil, económico y nada contaminante.
Recordamos esto hoy en el blog a propósito de dos noticias recientes con ningún punto de relación aparente, pero que reflejan dos aspectos diferentes de la vida: la primera es la del invento de tres jóvenes de Delft (Alemania), que han ideado una tienda de campaña de cartón, con forma triangular y destinada, especialmente, a ser usada en los festivales de música.
La segunda habla de Irma Álvarez Laviada, quien ha expuesto en Arco varias cajas de cartón abiertas y enmarcadas, como simbolismo del poco apoyo que tiene su gremio para desarrollar su profesión.
El cartón como reciclaje y diversión
Aprovechar las cajas de cartón para protegerse de las inclemencias del tiempo y convertir el uso del cartón en un producto para ser comercializado en usos alternativos, ya que el cartón no deja pasar la luz solar ni el calor; es un aislante casi perfecto, esto debieron de pensar estos chicos para crear la Kart Tent.
La tienda de campaña, llamada Kart Tent, viene a solucionar algo que es muy común cuando acaba un evento como un festival, concierto o carrera: que las tiendas de campaña de nylon quedan destrozadas o son abandonadas para no tener que cargar con ellas. Tiene la ventaja de ser totalmente reciclable (una vez utilizada puede dejarse en un contenedor de papel para proceder a su reciclaje), además de poder ser decorada por fuera como se quiera. En ella caben dos personas y tiene una puerta y una pequeña ventana, para ventilar el interior; se puede usar perfectamente durante cuatro días, incluso con lluvia, pues está formada por varias capas de cartón.
El cartón como arte y protesta
La otra realidad es la de la situación de Irma y otros artistas como ella. En Arte no solo están expuestas obras carísimas, también hay otras por 150 €, como las suyas. Porque vivir del arte no es rentable en los tiempos que estamos, más aún si hay que comer de las escasas ventas que se producen.
Cuando la gijonesa Irma Álvarez Laviada se inició, ya no eran tiempos de subvenciones: las vacas gordas de los años 80 y 90 (la llamada burbuja cultural) habían adelgazado y los apoyos públicos eran precarios.
“Las ayudas que se daban han dejado de existir. Hubo una gestión muy mal entendida. El apoyo a los artistas no debe ser con aportación económica. No es lo más importante. Lo que necesita el artista es ayuda a la exhibición, al seguimiento de su obra y difusión. Pero eso no se hace, porque ese es el proceso que no sale en la foto. Además, durante todos estos años el dinero ha corrido sin control por las instituciones culturales y extranjeras – afirma la artista – El artista está aislado, la cultura no es rentable y además le ponen la zancadilla”.
Irma ha usado varias cajas de cartón para expresar, además de su capacidad para hacer arte con una materia prima tan básica (sus cajas abiertas y puestas en un marco están entre la escultura y la pintura y a este tipo de creaciones lo llaman pintura expandida), un trabajo muy irónico y muy representativo de la oquedad de la realidad cultural del siglo 21: las cajas están llenas de vacío, como los grandes contenedores del arte.
En conclusión, dos expresiones humanas de situaciones distintas, pero ambas a través de un material que puede hacer la vida más cómoda y ecológica en el primer caso (las tiendas KarTent se alquilan a los usuarios y la empresa se encarga de su mantenimiento y reciclaje; así hay mayor ahorro en materias primas y costes de producción). Para expresar sentimientos de protesta en el segundo, muy respetables sobre todo cuando se trata de artistas noveles que no ven salida a sus obras de arte y toman medidas singulares para llamar la atención del público.
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