Cuántas veces no habremos visto en las series de televisión las mudanzas de sus protagonistas, o el cambio de un puesto de trabajo… cajas y más cajas amontonadas y en su interior cantidad, de libros, bolis, gomas, e infinitud de cosas…, hasta alguna planta asoma por encima. Y cuantas veces no habremos visto también como se desfondan esos embalajes reciclados y viejos que están que se caen a pedazos.
¿El material del embalaje importa?
Pues en principio sí, si quieres un embalaje que además de no ser pesado reúna un montón de cualidades aptas para embalar, te aconsejamos el uso del cartón. Además es muy importante el cómo disponemos las cosas en el interior del mismo empezando, quizá, por las más resistentes en el fondo, para terminar, arriba del todo, con las más frágiles. También podemos poner las cosas resistentes en un embalaje y las menos resistentes en otro embalaje, pero siempre teniendo en cuenta el orden en que disponemos la cosas. Sería como hacer una maleta, pero esta vez con cajas de cartón.
Un buen embalaje es muy importante para poder trasladar las cosas de un lugar a otro. De hecho nosotros lo definiríamos así: El embalaje es cualquier envoltorio que se utiliza para trasladar las cosas de un lugar a otro con la máxima seguridad. Máxima seguridad…, de eso se trata.
Otra obviedad importante es la agrupación de los embalajes. Lo dicho ver a la gente que lleva una caja encima de otra sin orden ni concierto no es la forma más idónea para llevar las cosas; si estas se caen, la culpa se la lleva la caja de cartón: “este cartón es malo”. Después de pasar por 15 usos, ciertamente será malo.
Después de ordenar los artículos que contendrán nuestro embalaje, o cajas de cartón, llega el momento del agruparlos y apilarlos correctamente. Pondremos primero los embalajes más grandes y resistentes en la base y apilaremos las más pequeñas y menos pesadas encima, cuidando de no dañar ninguna caja. No dejaremos cantos o aristas desordenadas y demasiado a la vista para que nadie tropiece dañándose y dañando el embalaje juntamente con el contenido. Así pues pondremos atención en dónde disponemos y como disponemos el embalaje o grupo de embalajes.
Manipulando y moviendo las cajas y embalaje
Ya lo tenemos todo bien dispuesto. Pues ahora toca la maniobra de mover los embalajes o la agrupación de embalajes. Lo ideal es poderlos llevar de dos en dos o de tres en tres, según el tamaño y el peso, o como solución más óptima, utilizar herramientas que nos ayuden, como los carros y carretillas.
Siempre agarraremos el embalaje por su base, que se habrá precintado previamente con cinta de embalar. Si cogemos con firmeza el embalaje por su base y juntando las manos el máximo posible, evitaremos que el embalaje se desfonde, dejando caer las cosas que contendría en su interior, en cualquier caso, un buen embalaje bien precintado no debería de desfondarse fácilmente, cuidado con “ofertas irresistibles”, normalmente por algún lado se ha recortado, dando por consiguiente con un producto barato pero no apto para cualquier uso, consulta a tu asesor en ratioform si tienes alguna duda al respecto.
Nuestra imagen de marca
Si el embalaje está destinado a dar servicio para empresa, es imprescindible tener en cuenta la personalización del mismo, incluso podemos incluir el embalaje dentro de una campaña de Marketing e imprimir los embalajes con el logotipo de la empresa, un slogan, o con cualquier motivo estratégico que podrá cambiarse en las diferentes campañas.
El embalaje puede ser un buen momento publicitario. Si este embalaje es de calidad y se siente consistente, lo que percibirán los clientes es seriedad, seguridad y buen gusto, cosa que nos puede beneficiar mucho, en definitiva, a través de nuestro embalaje tenemos la oportunidad de trasladar un mensaje a nuestro cliente desde el minuto 1 y en cuanto reciba nuestras mercancías.
Hay que pensar en todo y llevar nuestra imagen a través de nuestro embalaje se está convirtiendo ya en algo imprescindible.
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