La facilidad para comprar online todo tipo de artículos en cualquier parte del mundo y a cualquier hora, además de acceder a ofertas que no se encuentran en las tiendas físicas, hace que mucha gente opte por esta forma de comprar, pero atención, como todo en nuestra vida, se ha de hacer sin perder el control, ya que esa misma facilidad también estimula a la compra compulsiva; no hay que salir de casa, ni hacer largos paseos por comercios, ni probarse siquiera la ropa o tocar el producto ni hacer colas para pagar. Con solo algunos clics, podremos adquirir cualquier cosa que se nos antoje y con total comodidad desde el sofá de casa. Días más tarde, nos llegará en una caja de cartón lo que hemos pedido, entregada por un apresurado y sonriente mensajero.
Silvia Torres lo cuenta con mucha gracia, también acierto, en este artículo, sobre todo cuando habla de "los obstáculos para ser feliz en las tiendas". Así mismo, y es lo que queremos destacar hoy, llama la atención sobre las señales de estar enganchada al "shopping online". Veámoslas.
Comprar online
Una amiga me comentaba hace poco que su novio se gasta la mitad de su sueldo en comprarse objetos en Ebay; me dejó sorprendida, porque pensaba que es más propio de las mujeres. Está claro que este tipo de actividades engancha a cualquier género sin distinción; pero es mucho más frecuente entre los jóvenes y los de mediana edad, que dominan las tecnologías y se manejan como nadie en la globalidad del mundo comercial.
Cuando se compra algo en internet, ya sea en una tienda de marca o a particulares, se siente algo especial, como que, tras un rato visitando tiendas y escaparates virtuales, hemos elegido lo más chulo y al mejor precio. Esta experiencia no es siempre real, ni mucho menos, especialmente, cuando nos llega el paquete y descubrimos que o no hemos acertado o no nos han enviado lo que elegimos.
Los síntomas de que estamos enganchados a las compras online podrían ser algo como que…
- Empezamos el día con la rutina de hacer un paseo por la tiendas online preferidas, para ver qué marcas nuevas hay y las ofertas del día.
- Recibimos más correos electrónicos de promociones que de otros asuntos. ¿Será porque nos hemos registrado en la web…?
- Tenemos ventanas abiertas en el navegador con un carrito de la compra esperando cerrar el pedido. Al final, tras verlo cada día, decidimos que sí necesitamos esos artículos… y optamos por hacer la compra ipso facto.
- Sólo pensamos en el pantalón, el bolso de piel o el cuadro que hemos visto, y da igual que estemos en una reunión de trabajo importante. Estamos deseando acabar para ponernos ante el ordenador y buscarlo ansiosamente, si es que no tenemos el móvil a mano para hacerlo ya (ni se darán cuenta…)
- Nos llegan a casa paquetes de cosas ¡que no recordamos haber comprado! O, incluso, hacemos compras repetidas (esa memoria…)
- Nos ponemos de mal humor cuando tenemos que ir a una tienda tradicional. ¡Con lo fácil que es comprarlo por internet…!
- Y lo más grave: nuestras obligaciones se resienten, también las relaciones de pareja, y solucionamos nuestros problemas emocionales con unas compritas por internet.
No se nos podrá echar en cara, eso sí, que somos de los vecinos que más papel y cartón han reciclado en los últimos cinco años; el contenedor de cartón desborda cada semana con nuestras aportaciones.
Algunos consejos
Comprar por internet requiere todavía de experiencia y atención, a no ser que hagamos un curso para especializarnos; que tampoco estaría mal, pero creemos que aún no hay ninguno de este tipo. De todos modos, ciertos consejos sí vienen bien; los hemos encontrado en un curso gratuito de Internet, en Aulaclick. Vale la pena leerlos.
En cualquier caso, es conveniente no solo trabajar con tiendas conocidas y portales especializados; también hay que leer antes las opiniones de los demás compradores y las valoraciones del producto. Por ejemplo, Ciao es un ejemplo de web que se dedica a ello, Twenga da un ranking de popularidad de tiendas y productos y Google shopping es un comparador de precios; muy práctico, por cierto.
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