Todo el mundo ha visto o utilizado alguna vez los tubos de cartón. Cuando éramos niños, es posible, que en alguna ocasión, hasta fuera motivo de fuente de inspiración para crear en nuestra imaginación una fantástica historia de piratas, sirenas y cofres del tesoro. Tardes enteras jugando con algo tan mágico y cotidiano como un tubo de cartón. Y seguramente, siendo pequeños, jamás hubiéramos ni tan siquiera pensado que nuestro juguete serviría para algo más que para darnos unos bonitos momentos de diversión. Qué maravillosa es la inocencia de un niño ¿verdad?…
Así que con el tiempo, poco a poco, vamos creciendo y descubriendo que aquellos juguetes que no eran de juguetería, que no nos regalaban por los cumpleaños o no nos traían los Reyes Magos, no eran en realidad juguetes, sino productos que nuestros padres o familiares utilizaban, en este caso, para sus trabajos, para hacer envíos importantes o para proteger documentos, archivos, fotos, vinilos…
Y, para que negarlo, ahora que somos adultos, en alguna ocasión sentimos aún la tentación de volver a mirar por nuestro improvisado telescopio o incluso llamar por él a las míticas sirenas…
Y es que los tubos de cartón tienen muchos usos, pero lo fundamental y más importante es que nos proporcionan la garantía de tratar con suma delicadeza todo lo que pongamos en su interior.
¿Todos los tubos de cartón son iguales?
La respuesta, sin dudarlo, es no. Como en todo lo relacionado con el mundo del embalaje, existe una gran variedad y surtido donde escoger. Aunque todos tengan la misma forma y la misma finalidad de protección, podemos encontrar diferentes tipos, tamaños, calidades… e incluso algunas empresas, como por ejemplo Ratioform, nos permiten personalizarlos y así tener nuestros tubos de cartón personalizados.
Los materiales con los que se fabrican los tubos de cartón son diversos. Pero los más frecuentes suelen ser el papel Kraft o el cartón compacto.
Algunos de los más usados son los tubos de cartón para envío con tapas de plástico blancas, que suelen usarse para posters, láminas, fotos, planos, dibujos, bocetos… Además, como complemento para la protección, también se pueden acabar de fijar con grapas especiales que nos darán mucha más seguridad si nuestra intención es enviarlo por correo.
Otro de los tipos más utilizados son los tubos de cartón cuadrados. Éstos están fundamentalmente pensados para enviar materiales largos y más pesados, ya que están hechos de cartón compacto mucho más grueso que los anteriores. En este caso, también pueden escogerse el tipo de tapas; blancas de plástico, grapadas por un extremo o con cierre autoadhesivo y pestañas reutilizables.
Por último, no hay que obviar los prácticos y económicos tubos de cartón con sistema de cierre incorporado, que lo único que precisan es que, una vez los productos estén satisfactoriamente introducidos en su interior, se ejerza un poco de presión en los extremos para que queden cerrados.
Una de las grandes novedades de los tubos de cartón es que incluso existen unos modelos que se sirven completamente planos, para ahorrar espacio, y que pueden montarse con suma facilidad y rapidez.