Las bolsas térmicas son unos de los productos más sofisticados que se comercializan en el mundo del packaging. Ten en cuenta que suman, a la funcionalidad de los envíos, el acondicionamiento de la temperatura. A continuación, profundizamos en estas dos finalidades principales y te describimos algunas más. Presta atención.
¿Por qué son tan útiles las bolsas térmicas?
En primer lugar, hemos de señalar que su condición de térmicas les permite mantener, en su interior, unas condiciones ambientales deseables para resguardar el contenido de los efectos perjudiciales de las temperaturas extremas. En este sentido, se han revelado como unos embalajes aptos para el transporte de objetos tan sensibles como los alimentos. Por ejemplo, los lácteos, la carne y el pescado pueden ser enviados en estas bolsas sin que se rompa la cadena del frío a lo largo de 24 horas.
Sin embargo, no son solo las comidas y bebidas los artículos que pueden ser introducidos en estas bolsas con las máximas garantías. Se trata de unas soluciones de paquetería muy versátiles, por lo que también se pueden emplear para el envío de productos ligeros. No olvides que estas bolsas no solo protegen de la temperatura, sino que también lo hacen de las filtraciones que se pueden dar a causa de la humedad. Además, también son resistentes frente a los impactos.
Las funciones de estas bolsas
Una vez analizados los usos básicos de estos productos, es el momento de desgranar, de una manera más concreta, sus principales prestaciones. Toma nota.
Para la comida fresca y la rápida
Antes nos hemos referido más a los alimentos refrigerados, pero no has de olvidar que estas bolsas también se han hecho un hueco en el sector del fasf food. Y es que garantizan también el mantenimiento del calor que requieren las comidas cocinadas del delivery, como si llegaran al domicilio recién salidas de los fogones.
Unos materiales de alta calidad
La satisfacción con estas bolsas se debe, entre otras cosas, al empleo de materiales que aseguran un rendimiento óptimo. Estos pueden ser variados, pero nos vamos a detener en dos de los más reputados. Por una parte, del cáñamo se aprovecha la baja conductividad térmica de sus fibras. Por otra, la mezcla del plástico de burbujas, del aluminio y de la espuma en tres capas de recubrimiento aporta un hermetismo muy apreciado por los clientes.
La posibilidad de personalización
Por otro lado, los acabados de estos embalajes son muy agradecidos, por lo que resulta muy sencillo que una empresa pueda aprovecharlos para hacerse publicidad. Como son lisos por el exterior, es posible inscribir el logo, un eslogan o cualquier otra información.
La adaptabilidad de un formato
Por último, estas bolsas se han hecho muy populares, debido a su ligereza, para el envío de elementos de reducidas dimensiones. No obstante, la naturaleza funcional de estos modelos permite ajustar distintos tamaños, lo que también va a venir bien a nivel estético.
En definitiva, las bolsas térmicas suponen unos instrumentos de packaging bien valorados por su público objetivo. Combinan el mantenimiento de las condiciones de ambiente del contenido con un formato a gusto del cliente.
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