Las cartas se han enviado desde tiempos inmemorables. No se sabe cuándo se envió la primera ni quién fue la primera persona que lo hizo, pero se cree que el correo existe desde que se inventó la escritura.
Pasar información escrita de un lugar a otro facilitaba la comunicación y le daba veracidad a lo que se quería decir, evitando así la rumorología o la pérdida o variación de lo que se quería transmitir.
Los faraones egipcios utilizaban mensajeros con los jeroglíficos para la difusión de sus decretos, de la época babilónica existen cartas fechadas del 1800 a.C, en la etapa grecoromana se enrollaban papiros escritos a tinta y atados con cordones para la mensajería… En todas las guerras, sin importar el año o la nacionalidad, los soldados utilizaban las cartas para sentirse más cerca de sus familias, de sus mujeres, de sus enamoradas… para recordar que tenían una vida real fuera de toda la barbarie de la que estaban siendo testigos.
Y siempre, independientemente de la época en la que se enviara, se buscaba un sistema seguro para cubrir tan importantes mensajes.
Hoy en día, aunque con la llegada de internet ya no se envían tantas cartas personales, la mensajería sigue siendo fundamental para nuestras vidas y nuestras empresas. Ahora, solemos enviar documentos, felicitaciones, invitaciones… y para todo ello, seguimos buscando siempre un buen sobre de papel que proteja y de una buena imagen nuestra.
Un sinfín de posibilidades con el sobre de papel
Dependiendo de lo que queramos enviar podemos encontrar un mundo entero de sobres diferentes. Ya no sólo en diferentes colores, que los hay, tantos como colores tiene el arcoíris, sino en diferentes tamaños, según nuestras necesidades. Antes los había pequeños, grandes o medianos, pero ahora podemos encontrarlos en tamaños específicos como el DIN A4, DIN largo, DIN B4, DIN A5… y así hasta encontrar la medida perfecta que se ajuste a lo queremos.
Existen los sobres de papel blancos de toda la vida, aquellos que siempre hemos usado para enviar cartas sencillas. También los hay en colores y con dibujos o bien podemos personalizarnos con nuestro nombre o el logo de nuestra empresa.
También están los sobres con ventana o con sistema autocierre mediante solapa adhesiva (que sin duda es un gran avance porque, ¿os acordáis el saborcillo tan extraño que dejaba en la boca cuando teníamos que lamer el pegamento de los sobres para cerrarlos?)
Y si queremos proteger mucho más lo que hay en el interior, existen los sobres reforzados. Entre ellos, los más destacados serían los sobres de papel reforzados por la cara posterior de cartón, para asegurarnos de que no se dobla ni arruga nada del interior, y los sobres reforzados con hilo, que van de maravilla para documentos más pesados.
Así que, cuando tengamos que enviar cualquier documentación utilizando el sistema que nuestros antepasados ya usaban, sabemos que a día de hoy podremos recurrir a un amplio y surtido abanico de posibilidades que nos facilitará muchísimo la tarea.
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