Cuando vendemos nuestros productos siempre intentamos que proporcionen a nuestros clientes la mayor satisfacción posible. Que lo que compran sea, sin excepciones, justamente el producto que querían, que sea de la mejor calidad posible para así mantener también nuestro buen nombre en un buen listón, y que el proceso de envío, desde que sale de nuestro almacene hasta que llega a las manos del cliente, se desarrolle de la mejor manera posible. Además, intentamos que la protección exterior, el etiquetado, el logo impreso, el grosor y tamaño de las cajas, los materiales de los que están hechos, la calidad de los diferentes tipos de precintados y un sinfín de detalles más, estén en perfectas condiciones.
Pero hay algo tan importante como todo esto y en lo que, en los últimos tiempos, parece que todos estamos prestando mucha más atención. Es el relleno o acolchado que podemos utilizar para proteger con más seguridad el interior de las cajas y todo lo que metamos en ellas.
Existen, como se puede ver en la página web de Ratioform, un sinfín de tipos diferentes entre los que se pueden escoger y que nos ayudarán y facilitarán a conseguir nuestro objetivo de que todos los envíos que hagamos lleguen a su destino sin ningún desperfecto. No se trata sólo de enviar o guardar nuestras cosas o mercancías, sino de asegurarnos de que resistirán sin problemas el paso del tiempo, o que, en el caso de los envíos, llegarán a su destino sin problemas, dejando satisfechos y fidelizando a nuestros clientes.
La protección interior
Como ya hemos comentado antes, existen muchísimos recursos que podemos utilizar para proteger el interior de nuestras cajas y asegurar así que nuestros productos lleguen a su destino sin ningún desperfecto, pero a continuación vamos a comentar los tipos más usados, más económicos y más accesibles.
La protección más conocida, a nivel mundial en la actualidad, es el típico plástico de burbujas. El plástico de burbujas es una hoja de polietileno de baja densidad hecho con pequeñas burbujas de aire. Sirven para muchas otras cosas productivas, ya que están pensadas para envolver objetos delicados o susceptibles a quebrarse o malograrse. Se fabrican en diferentes medidas y grosores, lo que nos ayudará a decidir cuál es la que mejor se adapta a nuestras necesidades.
Los sacos de cámara de aire, se han convertido en los últimos tiempos, en una elección muy común. Normalmente se usan para darle más protección a objetos de gran valor o muy frágiles, ya que al ser más grande la bolsa de aire que las burbujas, facilitan una protección superior.
El papel Kraft, o también conocido como papel de estraza, es otro de los recursos de protección interior más utilizados. Es grueso y de color marrón, por defecto, aunque también puede encontrarse en otros colores después de tratarlo. Este papel está hecho de pulpa de madera. La fibra de madera de las coníferas se mezcla con sosa caustica para producir la pulpa con la que se fabrica, por lo que tiene una gran resistencia al desgarro.
Por último, hay que mencionar el papel paja. Este tipo de papel, que además es totalmente reciclado, nos facilita el poder rellenar los espacios interiores que queden vacíos y así, asegurar que los productos no se estropeen.